Hoy he decidido bajar del cielo buscando en en el planeta olvidado las respuestas que allí no encuentro, el problema es la necesidad que tengo de llenar ese vacío pero me cuesta, dicen que las personas sensibles vivimos los acontecimientos con más intensidad y menos las alegrías todo lo sentimos al cuadrado.
En este viaje de la vida he querido ir más lejos que mis compañeros de aula como la niña repelente que cree por su propia regla de tres, que es la favorita del maestro, cuándo en realidad no es así.
Nunca he sido de idolatrar a nadie, ni siquiera cuando era adolescente, que mientras las chicas de mi edad colgaban en sus cuartos posters de cantantes o actores y suspiraban por poder estar cerca de ellos, yo tenía colgados arlequines porque realmente no había nadie que me llamara la atención hasta que topé con dos personajes que marcaron ese tiempo de mi vida, uno fue Martín Luther King y la otra Bernadette Devlin,todavía conservo los libros editados en los años setenta.
A medida que crecía añadí a mi lista de personajes admirados a algunos más, por desgracia la mayoría de la minoría que elegí han fallecido, pero mira por dónde me encuentro con una persona que consigue acelerar mi corazón, que respire hondo y me llenen de paz sus vibraciones, se llama Francisco y es argentino, humilde, cercano, cotidiano, de los que dan la sensación de haberlo conocido toda la vida, y para mí alguién tan poderoso que ejerza de ser humano por y para los demás se merece, aunque no voy ha hacerlo, estar junto a mis posters de arlequines.
Son esclavos los que temen hablar en favor de los caídos y de los débiles;
son esclavos los que se niegan a elegir el odio, la mofa y la injuria
y prefieren esconderse en silencio ante una verdad que les conviene;
son esclavos los que se niegan a escoger el derecho que defienden los otros.
Martín Luther King
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