miércoles, 16 de julio de 2014

Juanito Forever

Sábado tres de octubre

Hoy Anita se va a pasar el fin de semana con su padre ( ahora también mi suegro)  aunque él todavía no lo sepa, así es que mi esposa ha quedado en llamarme por teléfono esta noche, así es que aprovecho y escribo ahora para que no se me amontonen las cosas.
Como todos los sábados nos toca marujeo en el centro comercial, así es que nos hemos ido todos juntitos para variar.
Nada más llegar la abuela me ha pedido que la acompañase a la tienda de deportes; entramos y sin decir nada sale un dependiente que nos dice que la sección de niños está a la derecha, la abuela le contesta que el niño no necesita nada, pero que ella sí , así es que le pide unas zapatillas de la talla 38 con elevalunas eléctrico, cierre centralizado, airbag de serie y a diésel que gasta menos; el hombre le pregunta de que color quiere los cordones, si fucsia o verde fosforescente, y si las prefiere solo con luces o también con música; la abuela le contesta que con música incluida, pero que antes quería escucharla.
Después de probarse veinte pares de zapatillas, se ha quedado con unas que llevan la canción de Ricky Martín, esa de " un pasito p´alante María, un pasito p´atrás" , además de tener unas luces en los talones que se encienden cuando apoyas el pie y encima las plantillas huelen a Ô de Langost.
Una vez solucionado el tema de las zapatillas, le pide al dependiente un chandal de terciopelo negro con ribetes en rojo; él le dice que esas cosas ya no se fabrican porque son un poco horteras, pero que si quería ir a la última le sacaba uno de tactel color morado con filigranas en rosa, que además de estar en oferta, regalaban una botellita de linimento para la artrosis y una riñonera; a mi abuela le ha parecido bién y la ha pedido una camiseta a juego; el señor le ha sacado unas cuantas ( veinticuatro en total) pero a ella no le ha gustado ninguna porque no llevaban los dibujos que ella buscaba; el dependiente le ha sugerido que se lleve una cualquiera y vaya a la tienda de estampación y que se grabe lo que quiera, así es que eso hicimos.
Nos vamos a grabar, y la abuela que otra cosa no tiene pero imaginación tampoco, se queda en blanco y no sabe que poner en la camiseta, le pide a la dependienta que la ayude a elegir algo que quede elegante a la par que desenfadado; la chica le dice que eso es muy personal, y en consecuencia debe elegir ella solita.
Al cabo de un ratito ( veintisiete minutos) decide ponerse lo mismo que lleva un amigo suyo de los jubilaos en la pegatina del coche, y se graba " y love you Cuenca" pero como todavía le quedaba espacio pidió que le grabase una foto de Rodolfo Valentino, un cartel de Green Peace, la frase " Bronchales pinares de España" , una foto del Che Guevara, y por último otra frase de su invención que dice así "la sencillez es la cuna de la elegancia, firmado Fina".
Salimos de la tienda de estampaciones y me arrastra hasta el vídeo club porque quería alquilar unas pelis para verlas por la tarde con el casposo de Valentín en la casa que se había comprado.
Se ha alquilado Cocoon, Marcelino pan y vino, los puentes de Madison, y Pretty Woman porque sale Richard Gere y dice que tiene cierto parecido a Valentín; salimos del vídeo club, y me lleva en volandas comprar un surtidito de salazones primero y una bandejita de repostería fina después, para celebrar la inauguración  del pisito .
¡ Ay ! cuanta razón tenía Carolina, porque mi abuela está haciendo lo mismito que hizo su abuelo antes de escaparse, solo que la mía no se ha comprado todavía la gorra con visera.
Acabamos las compras, y nada más llegar a casa, llama mi padre desde el extranjero para preguntar como estamos; mi madre le ha contestado que bién, salvo excepciones que confirman la regla y a que los iconoclastas estaban sometidos a una ligera presión isobárica y seguramente iba a llover en Extremadura porque a ella le dolían los juanetes .
Mi padre le ha contado que todavía estaba digiriendo la cena de despedida que les preparé y que llevaba una pasta gastada en bífidus y antidiarréicos, pero que no nos preocupemos porque cuando trabaja se encuentra a salvo y en estado beatífico sin necesidad de tomar ansiolíticos.
La verdad es que mis padres se ven poco, pero se comunican de maravilla, además todas sus conversaciones son la mar de interesantes.
En fin, la abuela se ha puesto el chandal con todos los abalorios y se ha ido a casa de Valentín, mi esposa ni ha llamado, y lo que no hay derecho es que yo me quede en casa contando moscas mientras las marquesonas se despendolan.
Si algún día me veo a Anita con chándal, zapatillas con luces y gorra con visera, la vamos a tener y gorda.


 
 

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