Pensamientos

El que el fin de la vida fuera un estado no alcanzado nunca anteriormente estaría en contradicción con la naturaleza conservadora de los instintos.

Dicho fin tiene más bien que ser un antiguo punto de partida que el ser animado abandonó hace mucho tiempo y al cuál vuelve por todos los rodeos de la evolución; si podemos asumir como una experiencia que no admite excepción alguna que todo viviente muere por causas internas y vuelve a lo inorgánico, tendremos que decir que la meta de toda la vida es la muerte, y yendo más lejos que lo inanimado era antes que lo animado.

S. Freud 

Algunas personas amamos la vida en toda su inmensidad al igual que nos fascina el misterioso camino a la muerte, aunque en realidad no parece haber mucha diferencia, solo que de una somos conscientes y de la otra no, ¿ pero no es cierto que la llegada a la vida posiblemente sea igual de traumatizante que el trance a la muerte?.

Cuándo nacemos abandonamos lo que durante nueve meses fue nuestro hogar, nos alimentábamos, soñabamos y nos movíamos flotando en la bolsa de ácido amniótico, las sensaciones debieron ser de despreocupación y felicidad, hasta que llega el momento del parto, atravesamos un túnel, a veces la presión del parto nos dificulta la respiración, nos arrancan de un lugar acogedor, caliente y seguro para lanzarnos a un lugar desconocido en el que empezamos a sentir hambre y dolor, tenemos frío y debemos acoplarnos a ser dependientes de otras personas, sobretodo de la madre.

La muerte es algo parecido, sufrimos unos más otros menos, sentimos miedo porque estamos apunto de abandonar el lugar dónde nos sentíamos cómodos y seguros, pero lo que más nos puede angustiar es el no saber allá dónde vayamos que es lo que nos espera, igual que a un recién nacido, en fin acabaré este pensamiento con una frase que vi en un sport publicitario y me gustó por su ternura:

Cuándo naces, tu lloras y la gente que te rodea ríe, piensa y vive tu vida, de manera que cuándo mueras, tu rías y los demás lloren.