lunes, 14 de abril de 2014

Pensamientos

En el dilatado útero del universo existen varios laboratorios y en cada uno de ellos trabaja un único biólogo, el de los católicos, el de los hinduistas, el de los musulmanes, el de los budistas y otras delegaciones o franquicias de estos.
Cada biólogo dependiendo del lugar de nacimiento del individuo impone unas normas que deben ser cumplidas por los humanos si queremos salvar nuestras almas en el momento de la muerte, generalmente este contrato entre dioses y humanos es leonino, en cuanto te obligan a vivir según sus condiciones o atenerte a las consecuencias castigándote por toda la eternidad; el porque seguimos creyendo que hay algo más después de la muerte es todo un misterio, un atisbo de esperanza para poder seguir con nuestras vidas premeditadamente gobernadas en la que no hemos tenido ni voz ni voto.
Depende de la religión que se profese sea impuesta o no, al final de nuestros días podremos elegir el paraíso que queramos disfrutar el resto de la eternidad; algunos elegirán pasar el tiempo a la derecha de su creador,otros preferirán reencarnarse, otros ir a un lugar con vírgenes, otros querrán terminar su ciclo y no volverse a reencarnar, etc.
Cada biólogo al igual que los políticos montan su campaña electoral, prometen que si haces tal o cual cosa serás recompensado con esto o lo otro, pero ojo, intenta no cumplir lo que te ordenan y te castigarán eternamente a un lugar espantoso; yo considero que eso es una amenaza y dudo de la bondad de todos los creadores.
El destino de vuestro último viaje lo podéis encontrar en los libros del Torán, La Biblia, El Corán, El Bhagavad- Gita, etc., es tan fácil como leer los catálogos de una agencia de viajes y elegir destino.
A veces pienso que si en realidad existen los creadores, no son más que unos grandes mercaderes.
Esta opinión es muy personal y espero no haber ofendido a nadie.



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