viernes, 7 de marzo de 2014

Juanito Forever

Jueves veinticuatro de septiembre

Hoy me he pasado la tarde haciendo de recepcionista recogiéndole recaditos a la abuela, harto estaba ya del teléfono, hasta el señor Paco ha llamado preguntando como se encontraba y decirle que los jubilaos no eran lo mismo sin ella y que la echaba mucho de menos.
El señor Paco siempre ha estado enamoradito hasta las trancas de mi abuela y yo siempre he pensado que acabarían juntos, pero el pobre es muy tímido, así es que para ver si se arrancaba de una vez, intenté que se pusiera celoso; le he dicho que como casi todos los días, se había puesto guapísima y se había ido con Valentín a dar una vuelta en moto; él me dijo que llamaría en otro momento y colgó.
A continuación llamó su amiga, la señora Isabelita, para preguntarle como le iba con la venta de la lencería fina; yo le contesté que últimamente tenía un poco de abandonado el negocio, pero que aún así, había vendido prendas como para montar una carpa de circo; Isabelita me dijo que se alegraba mucho y que volvería a llamar.
Después llamó la señora Paquita que tiene una hija peluquera y le había hablado de las virtudes de los cosméticos que vende la abuela, y le había pedido que se pasase un día por la peluquería para hacerles una demostración a sus clientas; yo le dije que ya le pasaría el recado y colgué.
Enseguidita llamaron dos señoras y me dijeron que eran clientas de mi abuela y estaban interesadas en comprarle algunas cosillas; les contesté que ya le daría el recado y volví a colgar.
Suena otra vez el teléfono, me preguntan si era la pajarería y me dicen que querían comprar un periquito, yo les digo que sí y les cuelgo sin más.
Al final llamó mi señora abuela para preguntarme si tenía algún recado, le digo que sí, se los doy todos y le exijo un aumento de la paga semanal por hacer horas extras.
El resto de la tarde lo he dedicado a estrujarme el cerebro para preparar el trabajo de ciencias que tengo que llevar al cole, pero nada, no se me ocurría nada, hasta que al final recordé la conversación que tuve con Carolina sobre el tema del reciclado, pero nada, no me centro.
Me encierro en el water a pensar, no se me ocurre nada.
Me encierro en todos los armarios roperos, no se me ocurre nada.
Me encierro en el cuarto de la plancha, no se me ocurre nada.
Me meto debajo del fregadero y nada, que no se me ocurre nada, pero cuando estaba apunto de encerrarme en el aparador, veo que en la tele estaban dando un reportaje de un señor que se ganaba la vida montando collages con pan de molde y tenía tanto éxito que había montado una exposición, así es que me dio una idea para mi trabajo.
Fui a mi cuarto, cogí una cartulina y me metí en la cocina buscando pan de molde, pero como no había, improvisé sobre la marcha creando un collage con otros ingredientes; primero puse pegamento por toda la cartulina, después dejo caer un huevo pero resbala y cae al suelo, intento recogerlo pero como está pringoso no puedo y busco otra cosa, abro la nevera y saco una pechuga de pollo, un trozo de bacalao, una morcilla, queso de Cabrales, una sardina salada, un trozo de paté y una cebolla, vuelvo con todos los materiales a mi cuarto, y con las tijeras de manualidades, lo corto todo a cuadraditos y lo voy pegando en la cartulina dándoles sus formas originales; una vez terminado lo he metido debajo del colchón de mi cama para que con el peso quedase todo bien pegadito.  
La verdad es que me ha quedado de premio y estoy seguro de que cuando don Casiopeo lo vea mañana, se va a quedar con la boca abierta, seguro que mi madre compra un marco de esos carísimos y cuelga mi collage en el comedor.



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