domingo, 30 de marzo de 2014

Juanito Forever

Sábado veintiséis de septiembre

Hoy he pasado el día un poco triste porque mi padre vuelve mañana al trabajo, lo malo es que Valentín se ha medio ennoviado con mi abuela y ha decidido quedarse; como es sábado se han ido todos al super, menos la abuela que estaba esperando a unas clientas y yo.
Mientras esperábamos ha llegado Valentín, le he abierto la puerta y le he dejado caer la mano para que me la bese como hace con todos, pero él ni siquiera se ha sacado las manos de los bolsillos y todo chulito se ha sentado en el sillón de mi padre sin respetar los turnos, porque cuando no está le toca sentarse a Fito, luego a mí y después a Dani.
A mi familia les gustará mucho ese hombre pero a mí me cae como un higuillo, además conmigo no tiene ninguna consideración, la verdad es que me cae fatal y ojala mi padre lo hubiese cambiado por un perro cuando se lo dijimos, encima tengo miedo de que la abuela se vaya a vivir con él y no tenerla en casa todos los días, así es que he decidido darle un escarmiento para que no vuelva nunca jamás.
Le he preguntado a Valentín si le apetecía tomar un café mientras esperaba y él me ha dicho que sí, he ido a la cocina y le he preparado el café con unas gotas de Evacuol ( veinte en total) para que le de retortijón de tripa y tenga que volverse a su hotel; vuelvo al comedor pero el buen hombre se había dormido todo repantigado, con la boca muy abierta y con los pelos de la nariz entrando y saliendo al compás de sus ronquidos, ojalá la abuela lo pillase así de rebonico.
Al final no se ha tomado el café que es lo que me interesaba así es que aprovechando que estaba dormido le he atado los cordones de los zapatos juntos, le he colgado unos clips en los pelos de las orejas, le he soltado los tirantes del pantalón, le he puesto una flor de plástico en la mano y me he sentado a esperar.
Poco rato después han llegado las clientas de la abuela, se ha despertado y al levantarse para saludarlas se ha caído por culpa de los cordones pero antes se le habían bajado los pantalones; las pobres clientas se han quedado ojipláticas , pero él rojo de vergüenza, se ha recompuesto y les ha dado la flor que yo había puesto en su mano diciéndoles que en su país era normal recibir así a las visitas.
Las clientas de mi abuela piensan que es un saludo muy exótico y le responden de la misma manera, cogen flores del jarrón que está en la entradita y se tiran también al suelo, mientras Valentín que debería haberse desatado los cordones de los zapatos no lo hizo y andaba a saltitos, las clientas pensaron que eso formaba parte de el saludo y se pusieron a saltar detrás de él; yo me estaba partiendo de risa cuando en ese momento salió la abuela de su cuarto preguntando que estaba pasando, yo le dije que era una costumbre típica de su país basada en el apareamiento del escarabajo pelotero.
Me voy a mi habitación en busca de cartulinas para hacer otro collage y no me queda ninguna, así es que he descolgado el cuadro del comedor para que haga de base, he ido al cuarto de Dani  y he cogido sus tebeos, he ido al de Fito y le he pillado sus cd para darle brillo y colorido a mi collage, una vez reunidos todos los materiales me he puesto a cortar y pegar.
Cuando ha llegado mi familia del super les he enseñado mi obra de arte y han reaccionado de forma extraña, Fito ha ido a su cuarto y se ha puesto a gritar, Dani se ha ido al suyo y se ha puesto a berrear, mis padres seguían en el salón chillando los dos juntitos, la abuela, Valentín y las clientas salen del cuarto, creen que es una costumbre de la casa y se ponen a dar alaridos.
Al final se callan todos y empiezan a trabajar en cadena, me dan por turnos, una colleja, una torta, patada en la espinilla, capón y mirada trapera, el único que no participó fue Valentín que se estaba partiendo de risa, a continuación mi madre me castiga por los restos y me dice que después de comer se iban todos al cine, menos yo para que reflexionase de todas las burradas que había hecho últimamente.
Me quedo solo y pienso en que puedo hacer para que me perdonen y decido preparar una cena de lujo para despedir a mi padre, saco el primer mural hecho con comida y me pongo al guisoteo.




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