martes, 4 de febrero de 2014

Pensamientos

En el laboratorio del universo hace millones de años, trabajaba un biólogo.
Tenía todo lo que necesitaba para crear todo lo que quería, creó bellos mundos, creó seres extraordinariamente perfectos e inteligentes a los que protegió y dio un lugar donde vivir y desarrollarse, pero también tuvo muchos experimentos fallidos, dio vida a seres torpes, zafios,de inteligencia muy limitada , en definitiva un proyecto que no aportaba nada interesante en la escala de la evolución, un borrador que no tenía cabida en un universo perfecto.
Lejos de compadecerse o de intentar solucionar su error, lo desechó, lo desestimó y lo apartó de su lado, enviándolos a un planeta hostil, congelado, dejando a las criaturas en caso de que sobreviviesen, a su libre albedrío.
Esos seres fueron evolucionando, despacio, muy despacio hasta llegar a ser casi iguales a su creador, condenando al vacío a quienes no alcanzasen esa perfección, abandonando a los más débiles a vivir en un continente de enfermedad y hambruna.
Cada vez estoy más convencida de que una de las pocas verdades que nos han contado en los diez mil años que tiene La Tierra es que los hombres estamos hechos a imagen y semejanza del Creador, y esto no sé si me gusta. 

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