jueves, 27 de febrero de 2014

Parapsicología

Hoy me gustaría escribir sobre un caso que me contó mi amiga Rocio a la que hace años que no veo, no sé si en la prensa del país se publicaría algo porque no lo he investigado, y aunque sé el nombre del hospital donde sucedieron los fenómenos, no lo voy a nombrar por respeto a mi amiga.
Rocio siempre ha sido muy inquieta y curiosa, así es que cuándo terminó sus estudios se fue a Inglaterra para ocupar una vacante en un hospital como ayudante de forense.
Al principio hablábamos por teléfono bastante a menudo y nos veíamos siempre que ella volvía a España, pero con el tiempo cada vez venía menos y nos fuimos distanciando.
Uno de los fines de semana que nos vimos, me contó algo que estaba pasando en el hospital dónde ella trabajaba, que me puso los pelos como escarpias, escribo lo sucedido.
Rocio trabajaba en la sala de autopsias de un hospital inglés como ayudante de forense, su trabajo era colaborar en las autopsias, etiquetar cadáveres, rellenar informes, limpiar instrumental médico, bajar a la morgue a los fallecidos, atender a estudiantes en prácticas, etc., su trabajo le gustaba y pese al carácter retraído de los ingleses, consiguió tener muchos amigos, la mayoría compañeros de trabajo.
Durante el primer año todo transcurrió con normalidad, pero en febrero del siguiente empezaron a pasar cosas que no tenían ninguna lógica.
Uno de esos días en los que Rocio bajaba el cadáver de un paciente se pusieron a sonar todos los interfonos que habían en el pasillo de la sala de autopsias, ella contestó, pero solo se escuchaban ruidos mezclados con voces, pensó que sería alguna avería, lo comunicó al servicio técnico y se olvidó del caso.
A la semana siguiente, haciendo otro traslado, las luces del pasillo empezaron a parpadear hasta que se fundieron y ella quedó totalmente a oscuras empujando la camilla con un fallecido, pensó que ese edificio era demasiado viejo y tenía muchos fallos técnicos, volvió a dar aviso y se reparó; poco tiempo después volvieron a fundirse.
Una mañana  de esas que iban estudiantes en prácticas y se incorporaba antes al trabajo,mientras estaban realizando una autopsia vieron con autentico horror como los instrumentos quirúrgicos se desplazaban de su sitio acabando clavándose en una pared, esto sorprendió tanto al forense titular que habló con la dirección del hospital para que investigasen lo ocurrido.
Durante mucho tiempo estos fenómenos seguían produciéndose casi a diario hasta que los directivos en una junta urgente decidieron renovar todas las instalaciones eléctricas y detectar posibles alteraciones magnéticas, después de hablar con su compañía eléctrica, enviaron a algunos de sus operarios para que examinasen y diagnosticasen la procedencia del problema, mientras tanto seguía la rutina normal en un hospital de no haber sido porque los extraños fenómenos se manifestaban cada vez más a menudo.
En otra de las clases para alumnos en prácticas, después de irse la luz , cosa ya normal, el magnetófono que utilizaba el forense para grabar autopsias y que funcionaba con pilas, se puso solo en marcha dando vueltas a la cinta adelante y atrás durante más de media hora, los estudiantes que en poco tiempo habían vivido demasiados sucesos que no tenían explicación salieron de la sala despavoridos y algunos de ellos ya no volvieron; además de todo lo dicho, habría que añadir los sonidos de uñas rascando los frigoríficos donde se guardaban los cadáveres.
Mientras estos fenómenos formaban parte de la vida cotidiana del hospital, los técnicos habían hecho su trabajo y presentado su informe que decía lo siguiente;
No se ha detectado nada anómalo ni en la instalación eléctrica, ni en los aparatos de telefonía internos o externos, como tampoco la presencia dentro de lo normal de campos magnéticos.
La directiva del hospital no quedó satisfecha con el informe porque seguían teniendo los mismos problemas, así es que pidieron los servicios de otra compañía que siguieron los mismos pasos que la anterior, dando un informe muy similar.
Entre tanto y al no perjudicar la marcha del hospital puesto que estos fenómenos solo se daban en el pasillo de acceso y la sala de autopsias, donde iban retrasando el trabajo dependiendo de lo que pasase, y en otra de las clases de prácticas, una de las alumnas a la que ya le había llegado el turno para hacer una disección, cogió un bisturí, se dirigió al cuerpo, puso los ojos en blanco y la herramienta salió disparada clavándose en una pared, seguidos vinieron los ruidos de uñas rascando las cámaras frigoríficas, los apagones, los ruidos y voces por los interfonos y la levitación del cuerpo que tenía que diseccionar.
La chica que estaba de pie en estado de trance salió y todo volvió a la normalidad.
La alumna dejó de asistir a las prácticas y desde entonces cesaron todo tipo de manifestaciones paranormales.
Al cabo de un tiempo, en la secretaria del hospital recibieron una carta de ella en la que explicaba el terror que le producía trabajar con cadáveres y obligada para no defraudar a sus padres estaba  estudiando esa carrera, y había llegado a la conclusión de que por algo que ella no llegaba a entender,al no controlar sus miedos más profundos, se manifestaban de forma real.








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