jueves, 6 de febrero de 2014

Juanito Forever

Viernes dieciocho de septiembre

Esta mañana muy tempranito se ha liado parda en casa, lo cuento.
Como todos los días, mi madre le ha dicho a Fito que despertase a Dani, mi hermano ha obedecido y se ha dirigido al cuarto del mimao, de repente hemos oído un alarido y hemos ido corriendo para ver que pasaba, nada más entrar hemos visto que el pobre Fito llevaba la ratonera que colocamos anoche enganchada al pie izquierdo mientras que con el derecho daba saltitos, a mi no se porqué me ha dado la risa floja y mi madre me ha soltado una colleja, a todo esto, Dani ni se había despertado, pero en cuanto a abierto los ojos, mi hermano Fito le ha dado una torta que lo a vuelto a dormir, lo malo es que cuándo ha reaccionado se ha puesto a berrear como un grajo, mi madre se ha puesto a nacer todita histérica y la abuela que estaba en el baño y no se había enterado de nada, al ver la situación nos ha dado una torta a cada uno para que reaccionásemos, y mi madre que estaba gritando en arameo, de repente se ha quedado muy calladita y con los ojos un poco salidos.
Yo, que ya hacía tiempo que tenía ganas de llorar pero me aguantaba porque no tenía tiempo, me he puesto también a berrear como mis hermanos, pero como dice la abuela que las desgracias siempre vienen juntas, al intentar salir del cuarto de mi hermano para encerrarme en el wc y ahogarme con mis propias lágrimas, he patinado con las babas del mimao y me he torcido el tobillo, me he quedado sin aliento, sin respiración y casi sin sentido, me he puesto a chillar más fuerte para destacar y le he dicho a mi madre que me ayudase a levantarme, pero ella ha seguido quietecita, como en trance sin hacernos caso a ninguno de los tres, lo único que movía eran las manos para arrancarse los pelos de la cabeza.
Al ratito a vuelto en sí y con una voz muy rara nos ha dicho que bajásemos al garaje y nos metiéramos en el coche porque nos iba a llevar a urgencias, mi abuela ha cogido su muestrario y nos hemos ido todos.
Nada más llegar al hospital, le han preguntado a mi madre que era lo que pasaba, pero la pobre estaba un poco ida y no fué capaz de decir nada, boqueaba como un pescao y el médico decidió llevarla a la consulta de psiquiatría, al ratito sale un enfermero y se lleva a Dani a la consulta de pediatría, le dan una aspirina infantil y le tapan un ojo porque les dijo que no veía bien, a continuación se han llevado a Fito para curarle el pie, y al final han venido a por mi , me han hecho una radiografía del tobillo y me lo han vendado.
Mientras los médicos nos atendían, la abuela había conseguido meterse en el cuartito de las enfermeras para enseñarles su muestrario.
Una vez curados, mientras los cuatro esperábamos a que terminase la abuela, se nos ha acercado una señora muy mandona y le ha preguntado a mi madre dónde estaba y que es lo que hacia en el momento de los accidentes, a lo que ella ha contestado que lo normal,ver la tele y comer polvorones a la vez que recitaba
¡ la zafia de Azofaifa hizo una zalema a Zamacuca que era zamba y tocaba la zampoña que guardaba en la zamarra!.
La señora mandona se quedó a cuadritos, le dijo algo al médico muy bajito y se fueron, pero al ratito volvió el médico, nos dijo que ya nos podíamos ir a casa todos menos mi madre, que estaba sentadita en una silla diciendo todo el rato, me van a matar a disgustos, me van a matar a disgustos, mientras la pobre se balanceaba adelante y atrás.
Como la abuela seguía sin aparecer y no podíamos irnos solos a casa, hemos ido al cuarto de enfermeras, Dani con un ojo tapado y tropezando con todo, y Fito y yo cojeando cada uno con su pie herido, llegamos al cuartito, llamamos a la puerta y nos sale la abuela toda eufórica porque les había vendido a las enfermeras hasta el forro de la maleta, diciendo que para sacarle más partido a su negocio iba a anunciarse en prensa y radio con un slogan que ya había pensado y que decía así < para estar guapa por dentro y sentirte bién por fuera, llama a Fina y te lo arregla>.
En fin, al final hemos pedido un taxi y nos hemos ido a casa a esperar que volviese mi madre, ya sabía yo que estar siempre atacadita de los nervios no le traería nada bueno, pero esta tarde cuando ha llegado estaba de lo más tranquila y sonriente.
Nos ha contado que ha estado hablando con un doctor la mar de simpático y  amable, que le había hecho un montón de preguntas y después le había recetado unas pastillas de colores para que no chillase nunca más y se tomase la vida con calma.
A mi este cambio tan brusco no me convence, pienso que en el hospital le han hecho un transplante de cabeza y no es del todo ella, bueno, me voy a dormir que menudo diita y además mañana viene mi padre con su sorpresa.


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