sábado, 21 de junio de 2014

La iglesia maldita - Esoterismo

Cuenta la leyenda según la novela de Pío Baroja, escritor aficionado a las ciencias ocultas, que atraído por las historias de brujas templarios o diablos que fueron pasando de generación en generación en un pequeño pueblo del Maestrazgo de Teruel llamado Mirambel, se trasladó una larga temporada para empaparse del ambiente esotérico que rezumaba el pueblo por todas las históricas piedras que lo rodean y en algún momento de su estancia escuchó una leyenda que daría lugar a su libro.
A la tranquila población de Mirambel, cierto día apareció un joven cura llamado Francisco de Montpesar para hacerse cargo como capellán del convento de las monjas Agustinas, situado en el interior de la muralla del pueblo; tanto a los vecinos como a las religiosas, el nuevo sacerdote les causó muy buena impresión,pero repentinamente comenzaron a circular extraños rumores.
Se decía que el cura había seducido a una joven a la que daba clases de música y que la muchacha había desaparecido; la historia se repitió con otras adolescentes, entre ellas la hermana Encarnación, monja del convento hasta que se supo que estaba embarazada, la joven dió a luz a un niño monstruosamente deforme que murió al poco tiempo echando espuma por la boca.
La gente del pueblo asustadas por las fechorías del sacerdote, cambiaron la buena opinión que de el tenían en un principio y comenzaron a mirarlo con malos ojos; fué entonces cuando el cura se trasladó a la ermita del Santo Sepulcro, en las afueras del pueblo, allí comenzó a preparar orgías mientras elaboraba drogas alucinógenas e invocaba a Satán.
Cuenta la gente de Mirambel que por las noches se veía a Montpesar montado a caballo acompañado por un perro negro; en sus ritos y orgías le acompañaban La Garrocha, bruja del pueblo, un jorobado llamado Sotavientos y varios jóvenes a los que había hechizado, juntos adoraban a una misteriosa cabeza blanca con barbas y ojos de cristal, en esos rituales aparecía Satán adoptando la forma de un gran gato negro, más otros demonios que se convertían en hermosas mujeres.
Durante un tiempo, el cura ejerció sus satánicos rituales ganando adeptos, hasta que los terribles sucesos llegaron a oídos de la Inquisición que encerró en prisión a los acólitos de Montpesar, quemaron al perro negro que siempre le acompañaba , desprendiendo un fuerte olor a azufre, símbolo inequívoco de la presencia del diablo, en cuanto a él, una vez muerto el diabólico perro, volvió su comportamiento normal y se arrepintió de todos sus pecados.
Durante mucho tiempo después se dijo en los alrededores de la ermita del Santo Sepulcro, que se veía vagar la sombra del cura acompañado por su perro negro, además de oírse ruidos de cadenas y sombras que se movían en el interior de la ermita.

Nota: cuidado con la magia negra, los rituales y pactos satánicos, sabéis que yo no soy partidaria, por cierto, estoy preparando la interpretación y tirada de las cartas del Tarot tal y como yo lo hago, espero tenerlo listo pronto.



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